Set o Seth —también llamado Setesh, Sutekh, Setekh o Seti—, es el señor de todo aquello que representa el mal. En la antigua religión egipcia, fue el dios del desierto, las sequías, las tormentas, el caos y la violencia. Deidad de la fuerza bruta, de la esterilidad y el hambre, de lo tumultuoso y lo incontenible. Y de las tinieblas.
Dios de la guerra y del ejército, se le acusa de haber sido el causante del robo del Sol, y de la oscuridad que acompañó a tal hecho. Él gobierna las nubes tormentosas y desencadena las tormentas del viento sur.
Venerado por unos, odiado por otros conoció épocas gloriosas y otras en las que su nombre estaba prohibido y sus estatuas eran destruidas.
En la mitología egipcia, Seth es retratado como el usurpador que, por celos y envidia, mató y mutiló a su propio hermano Osiris. La esposa —e igualmente hermana— de Osiris, Isis, reconstruyó el cadáver de Osiris y lo resucitó el tiempo suficiente para concebir a su hijo y heredero Horus. Horus buscó venganza sobre Seth, y, a partir de ahí, el mito de los conflictos entre este grupo de dioses se convierte en un tema prominente en la mitología egipcia.
Su reino se supone que estaba en el cielo septentrional y su morada era una de las estrellas que forman la Osa Mayor, desde donde ejercía su maligna influencia para pervertir los designios benéficos de Osiris, que vivía en Orión
Sin embargo, durante el Imperio Nuevo se le consideró benévolo, siendo patrón de las armas, la guerra y de la producción de los oasis, haciéndose popular porque podía sembrar la confusión y la discordia entre los enemigos de Egipto.
A pesar de que algunos faraones llevaron su nombre (Seti I, Seti II y Sethnakhte) y en ciertas épocas gozó de culto, el pueblo nunca estuvo a su favor y a partir de la XXII dinastía se extendió la animadversión hacia él. En su tratado "De Isis et Osiride", Plutarco afirma que los sacerdotes egipcios tenían gran aversión al mar y a la sal la denominaban «espuma de Seth».
ICONOGRAFÍA
Su iconografía resiste toda clasificación zoológica. Simbolizado por un animal no identificado, mezcla de oso hormiguero, asno, perro o algún animal extinguido, de orejas rectangulares erguidas, con el hocico curvado hacia abajo y una larga cola hendida (Loret lo identifica con el lebrel del Cáucaso); tenía los ojos y el pelo rojos, como el desierto. Bajo el reinado de Sahura (V Dinastía) se convierte en humano con cabeza de animal; un taparrabo rodea sus caderas; lleva una amplia peluca y un cetro. Sus animales sagrados eran el cerdo, el asno, el orix, el cocodrilo, el hipopótamo, la serpiente y el pez, bajo cuyo aspecto puede también aparecer.
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