miércoles, 19 de abril de 2017

Personajes: NEITH

CRÓNICA DE ATLANTIS, NEITH


diosa Neith
Se trata de una de las diosas más complejas y antiguas del panteón egipcio, adorada ya desde tiempos predinásticos. Diosa de la guerra y de la caza y protectora de las ciencias, su templo principal estaba radicado en la ciudad de Sais ("Sau", según el idioma del Antiguo Egipto y, en árabe, "Sa el-Hagar"). Por su sabiduría, fue identificada con Atenea/Minerva o con Artemisa/Diana por parte de griegos y romanos.

diosa Neith







Según nos cuentan los diálogos de Platón, fue la asamblea de los sacerdotes del templo de NEITH, en Sais, la que reveló a Solón que sus archivos se remontaban a millares de años en el pasado y que, en ellos, se hablaba de un continente situado más allá de las Columnas de Hércules, engullido por las aguas en una fecha correspondiente al año 9.560 a. JC., según nuestro sistema de tiempo actual.

diosa Neith
Neith. Estatuilla del 1er. milenio a.C.
(Museo del Louvre, París)


















De acuerdo con los relatos de esos mismos informadores, Neith se había engendrado a sí misma. Curiosamente, los sacerdotes de la diosa Neith eran reconocidos médicos especialistas en obtetricia.

NEITH suele ser representada como una mujer con la corona Roja del Bajo Egipto, con arco, dos flechas y escudo, pues sus flechas alejan a los malos espíritus.

diosa Neith


the veiled goddess Neith of Sais
"The Veiled goddess Neith of Sais", tal como se describe
en los trabajos de Plutarco.
Obra del escultor belga Auguste Puttemans
En el Imperio Nuevo se convierte en la "diosa madre", ser andrógino creador de dioses y hombres, la que engendró el universo a través de siete flechas (o siete palabras, pues también se decía que creaba a través de la palabra) con las que hizo surgir la colina primordial.


En su aspecto funerario es la diosa protectora de los muertos, la que inventó el tejido (por lo que se convierte en patrona de los tejedores) y ofrece tanto las vendas como el sudario para los difuntos. También era la encargada de restaurar las almas, a las que ofrecía pan y agua tras su largo viaje desde el mundo de los vivos.