domingo, 30 de octubre de 2016

AERONAVES EN LA ANTIGÜEDAD: VIMANAS


En la trama de CRÓNICA DE ATLANTIS juegan un papel fundamental determinados vehículos aéreos “antediluvianos”, cuyas denominaciones, "Shem" y "Vimanas", proceden, respectivamente, de las tradiciones sumeria y védica. Pero, ¿qué sabemos realmente de tales artefactos?

LAS VIMANAS


"Por medio de estas máquinas los seres humanos pueden volar a los cielos y los seres celestes pueden descender a la tierra." (Samarangana Sutradhara)

El Ramayana y el Mahabarata (libros épicos de la India, datados en el siglo III a.C.) mencionan aeronaves que se describen como nubes azuladas en forma de huevo o globo luminoso. Dichos textos ponen por escrito, en sánscrito, tradiciones orales con miles de años de antiguedad.


En el Ramayana, concretamente, existe un pasaje que dice:

"El carro Pushpaka, que se asemeja al sol y pertenece a mi hermano, fue traído por el poderoso Ravana; ese vehículo aéreo y excelente va a todas partes a voluntad... se asemeja a una nube brillante en el cielo... y el rey [Rama] entró en él y el vehículo excelente, al mando de Raghira, se elevó hasta la atmósfera superior.”

Esta es la primera vimana volante (se habla de "Pushpaka Vimana") mencionada en la mitología hindú (distinta de los carros de caballos voladores que habitualmente se atribuían a los dioses).

Ciertamente, la epopeya central del Mahabharata no menciona las vimanas, pero éstas aparecen a menudo en la gran cantidad de material que fue agregada más tarde, durante la recopilación final, al cuerpo del Mahabharata. Un ejemplo de esto es la mención acerca de que el asura Maya tenía un Vimana que medía doce codos de circunferencia, y cuatro fuertes ruedas. (Los asuras son ciertos semidioses guerreros de la mitología hindú)


Las vimanas estaban fabricadas de material liviano, con un cuerpo fuerte y bien formado. En su construcción se utilizaban hierro, cobre (ver artículo sobre el Oricalco), mercurio y plomo. 

Podían atravesar el cielo, volando a grandes distancias, o detenerse y permanecer inmóviles en el aire.

Se dice que sus motores estaban propulsados por un  líquido blanco amarillento (que los estudiosos suelen identificar como mercurio).

Podían tener varios pisos, ventanas y, en algunos casos, distintos tipos de cúpulas, más o menos cónicas.

Su manejo exigía mucha inteligencia y destreza, y eran utilizados por los reyes para la guerra y por personas importantes para el deporte y el placer. Cuando no estaban en uso, se guardaban en hangares denominados "Vimana Griha".




lunes, 10 de octubre de 2016

Oricalco (el oro de la Atlántida)

Atlantis, Templo de Poseidón, Oricalco

TESTIMONIOS DE LA ANTIGÜEDAD

Se trata de un material legendario, el ορειχαλχου (Oreichalkós, en griego), hoy desaparecido, que se menciona en numerosos escritos antiguos, siendo los más significativos aquellos en los que Platón habla de la Atlántida.
“Se extraía de la tierra en muchos lugares de la isla, el más valioso de todos los metales entre los de entonces, con la excepción del oro” (Critias, Platón).
Todas las obras de Atlantis (puentes, palacios, monedas) se realizaban con materiales exclusivos procedentes de la isla, principalmente piedras de color blanco, negro y rojo. Los atlantes tenían una especial habilidad en el uso de los metales:
Muros de oricalco, Atlantis

“Recubrieron de hierro al que usaban como si fuera pintura, todo el recorrido de la muralla que circundaba el anillo exterior; fundieron estaño sobre la muralla de la zona interior, y oricalco, que refulgía como el fuego, sobre la que se encontraba alrededor de la acrópolis”.
El interior del santuario mismo de Poseidón estaba cubierto de marfil y adornado en todas partes de oro, plata y de ese misterioso —y por lo que se ve, abundante— metal rojo-anaranjado: "Todo lo demás, los muros, las columnas y el pavimento lo adornaron con oricalco".
Hoy empero —decía Platón en su época (siglo IV a.C.)— sólo se le conoce por el nombre.

Oricalco, AtlantisNo hay duda de que ese oricalco —cuya traducción literal es “Cobre de Montaña”— no podía ser el simple cobre, harto común en tiempos de Platón, sino, tal vez, una aleación natural, posiblemente a base de cobre, que tuviera gran valor en otro tiempo y quedase olvidada más tarde; puede que alguna clase de bronce, antaño famoso y desaparecido después, al modo del "aes Corinthium" (bronce corintio).

Plinio también hace mención del aurichalcum al hablar del cobre, considerándolo, por tanto, como metal natural, lo mismo que Platón. Y, como éste, dice también “que tuvo antaño singular bondad y admiración, pero que no se encuentra hace ya mucho tiempo, por estar agotada la tierra”. La variante sobre el agotamiento de las minas demuestra que la noticia de Plinio no procede de Platón, sino de una fuente antigua, acaso la tradición focense (de Focea, antigua ciudad griega ubicada en la actual Turquía).

Es de notar que Platón, además del oricalco, menciona aparte el hierro y el estaño que adornaban los muros de Atlantis, así como el oro y la plata que adornaban los muros del templo, de manera que, sin duda, se está refiriendo a un metal diferente, pero de un nivel similar a los mencionados. Y, como aquellos, se extraía directamente de la tierra. .

sábado, 1 de octubre de 2016

De Crónica de Atlantis (Capítulo V)

Crónica de Atlantis

Antiguos mapas e islas perdidas

A lo largo de la historia, han sido muchos los cartógrafos que han optado por señalar en sus mapas el recuerdo de una o más islas legendarias, situadas en medio del Océano Atlántico.

MAPA DE PIRI REIS (1513)

Piri Reis Map, Crónica de Atlantis
Mapa de Piri Reis (1513)


Es quizá el mapa más famoso de entre los que pueden calificarse como "fuera de su tiempo".

Hallado en 1929, fue obra del navegante turco Piri Muhyy 'I Din Re'is, quien lo realizó a partir de otros mapas mucho más antiguos.

En él se puede apreciar una isla de gran tamaño (llamada "Antilia" por Piri Reis, a medio camino entre Africa y América del Sur. Esta isla, por supuesto, no existe (al menos, en la actualidad). Algunos ríos caudalosos atraviesan lo que hoy es el desierto del Sahara. Ahora sabemos que hace más de 8.000 años este enorme desierto era surcado por grandes ríos que regaban fértiles praderas.

Piri Reis confeccionó este mapa a partir de 20 cartas de los tiempos de Alejandro Magno. Está pintado sobre piel de gacela y fue un regalo para el Sultan Selim I. Fue descubierto en 1929 en el palacio Topkapi de Estambul. Mide 90 x 65 cm y tiene grabados en colores y leyendas ilustradas.