sábado, 23 de mayo de 2020

Evidencias de Mu: Misterios de la arqueología y la etnología en el Océano Pacífico (3ª PARTE)



EVIDENCIAS CULTURALES


El mundo de la  Antropología se vio sacudido en 2015 por dos estudios paralelos, y simultáneamente  publicados por las revistas Science y Nature, en los que se trataba de determinar de una manera definitiva el origen de las poblaciones indígenas amerindias.

El trabajo de Science afirmaba que el ser humano llegó a América a través de las tierras que  en el pasado conectaban el continente asiático con el americano ―hoy sumergidas bajo el Estrecho de Bering― en una única oleada migratoria ocurrida no antes de hace 23.000 años. Dicha población se habría diversificado, hace unos 13 mil años y ya dentro de la América del Norte, en dos ramas diferentes que habrían dado lugar, a su vez, a los distintos pueblos nativos de todo el continente. Todo esto, sin embargo, para concluir al final que, curiosamente, existen casos que se escapan a esta explicación: ciertos grupos históricos del centro y sur de Américas con características antropológicas totalmente distintas a las relativas a la anteriormente mencionada migración beringia.

Amazonía
Por su parte, el análisis publicado por Nature se implicó en demostrar, precisamente, que el genoma de algunos nativos de América tiene relación con la de los pobladores actuales de Australia, Nueva Guinea y Polinesia. Y, aún más importante, que esa relación demuestra que su origen no proviene directamente de estas poblaciones de Oceanía, sino de otra —muy anterior, y actualmente extinta— denominada por los antropólogos como "el Pueblo Y", que vivió en el Asia del este y que extendió su ADN tanto a las tierras y poblaciones australo-melanesias como a las paleo-americanas.


Oceanía
Para justificar la existencia de estos misteriosos pobladores americanos que se salían de lo esperado los equipos científicos avalados por Science y Nature coincidieron en la misma fácil respuesta: achacarlos a otra migración, realizada desde Asia, pasando por América del Norte (de la que habrían sido expulsados, ya fuera por otros pobladores o por los elementos) y que terminaría avanzando por la costa del Pacífico hasta su localización definitiva en Centro y Sudamérica. Ambos equipos sólo discreparon en la fecha de tal movimiento migratorio: si para Science, fue de menor importancia y se debió materializar entre los años 13.000 y 6.000 a. C., para Nature se trató de una migración muy anterior a la mayoritaria y tradicionalmente aceptada.

En definitiva, a estos sesudos científicos no se les ocurrió (o tal vez prefirieron descartar) la respuesta más sencilla: que, en un remoto pasado, tanto los habitantes de América como los de Australia y la Polinesia eran, en realidad, un mismo pueblo.

Pero no es imprescindible recurrir a los estudios genéticos y antropológicos para comprobar tal coincidencia. La Etnología (esto es, la ciencia que que estudia y compara los diferentes pueblos y culturas de nuestro planeta) nos permite asegurar que existen elementos culturales comunes a Australia y América, especialmente en América del Sur y en las regiones meridionales del continente.
El etnólogo y lingüista galo Paul Rivet (1876-1958) afirmaba que "América posee gran número de elementos culturales en común con Oceanía. Dichos elementos pertenecen a todas las manifestaciones de la vida”
“Entre los grupos lingüísticos suramericanos, uno de los más homogéneos es el grupo Con, en el que se colocan, por una parte, los indios comúnmente llamados patagones y, por otra, la rama fueguina de estos indios, los Ona. En efecto, la lengua "Con" presenta similitudes evidentes y muy numerosas con las lenguas australianas: se han anotado nada menos que 93 correspondencias de palabras, representantes de los elementos más estables de las lenguas, es decir aquellas que designan las partes del cuerpo y los fenómenos naturales"

Esculturas en Perú y la Isla de Pascua

Podemos profundizar cuanto queramos y, en cada caso, terminaremos sorprendiéndonos: En Rarotonga, la más grande de las Islas Cook, perforar las orejas y extender los lóbulos de las orejas eran costumbres antiguas; exactamente igual que en la India antigua, la Isla de Pascua, o en el Perú precolombino.



El rey maya K'inich Janaab'Pakal
Hijo del Sol
Vayamos aún más allá: Sabemos que Mu era llamado "el Imperio del Sol" y que el título del emperador era Ra-Mu ("el Hijo del Sol"). Entendemos que, en el idioma de Mu, la palabra "Ra" significaba "Sol." (curiosamente, como en Egipto, donde el dios Sol también se llamaba "Ra"). ¿Hemos de suponer que es una casualidad que el emperador del Japón, cuyo origen se piensa que se remonta a la civilización Mu, se denomine también el "Hijo del Sol"? ¿Es el puro azar el que hizo que los reyes de los antiguos imperios maya e inca utilizaran el mismo título?

Emperador Hirohito
Hijo del Sol
El inca Tupac-Yupanqui
Hijo del Sol




(Arriba y abajo) : Esculturas y relieves de Indonesia






Relieve en Copán
(Honduras)
Escultura en Copán
(Honduras)







Estatuilla tolita
(Colombia-Ecuador)



Podemos volver por un momento a los escritos del Coronel Churchward. Sus estudios vienen a comprobar la universalidad de ciertos símbolos y costumbres antiguas, tal y como fueron halladas en partes del mundo tan diferentes como Egipto, India, Burma, Japón, China, las Islas del Mar del Sur, Centroamérica y Sudamérica e, incluso, entre las tribus aborígenes de Norteamérica. Eran tan idénticos que pareciera que todas vienen de una misma fuente.


No es cerámica china o japonesa:
Es de México (600-900 a. JC,)