domingo, 3 de enero de 2021

PRÓXIMAMENTE: AERONAVES EN LA ANTIGÜEDAD 2ª parte

 Actualmente en preparación el artículo continuación de AERONAVES EN LA ANTIGÜEDAD: VIMANAS.

Pondremos sobre la mesa los numerosos testimonios y restos arqueológicos que ―más allá de los antiguos textos sánscritos― nos han llegado acerca de aquellos aparatos voladores que surcaban los cielos de nuestro planeta miles de años atrás.


Hablaremos del "Simurgh-Anké" sobre el que cabalgaba Taimuraz, el tercer rey de Irán. Sobre los textos caldeos que nos hablan del origen y características de las máquinas voladoras. Sobre las representaciones constantes referidas al vuelo en el arte mesopotámico. Sobre los vehículos divinos resguardados en los templos de la antigua Babilonia y cómo su imagen se extendió posteriormente por el resto de civilizaciones. Aclararemos algunos errores cometidos (y extendidos por los simples copiadores de textos) relativos a ciertas crónicas sumerias que hablarían del tema que nos ocupa.

Recorreremos la historia del Egipto más remoto para sorprendernos con los testimonios e imágenes que sus artistas y escribas nos han transmitido sobre aparatos voladores. 

No dejaremos sin estudiar el pájaro de Saqqara y los artefactos Quimbaya (más conocidos como los aviones de oro precolombinos).

Y por supuesto, veremos las distintas visiones que la novela "CRÓNICA DE ATLANTIS" nos ofrece de los antiguos shem.

Tened por seguro que la espera valdrá la pena.

Muchas gracias.

sábado, 23 de mayo de 2020

Evidencias de Mu: Misterios de la arqueología y la etnología en el Océano Pacífico (3ª PARTE)



EVIDENCIAS CULTURALES


El mundo de la  Antropología se vio sacudido en 2015 por dos estudios paralelos, y simultáneamente  publicados por las revistas Science y Nature, en los que se trataba de determinar de una manera definitiva el origen de las poblaciones indígenas amerindias.

El trabajo de Science afirmaba que el ser humano llegó a América a través de las tierras que  en el pasado conectaban el continente asiático con el americano ―hoy sumergidas bajo el Estrecho de Bering― en una única oleada migratoria ocurrida no antes de hace 23.000 años. Dicha población se habría diversificado, hace unos 13 mil años y ya dentro de la América del Norte, en dos ramas diferentes que habrían dado lugar, a su vez, a los distintos pueblos nativos de todo el continente. Todo esto, sin embargo, para concluir al final que, curiosamente, existen casos que se escapan a esta explicación: ciertos grupos históricos del centro y sur de Américas con características antropológicas totalmente distintas a las relativas a la anteriormente mencionada migración beringia.

Amazonía
Por su parte, el análisis publicado por Nature se implicó en demostrar, precisamente, que el genoma de algunos nativos de América tiene relación con la de los pobladores actuales de Australia, Nueva Guinea y Polinesia. Y, aún más importante, que esa relación demuestra que su origen no proviene directamente de estas poblaciones de Oceanía, sino de otra —muy anterior, y actualmente extinta— denominada por los antropólogos como "el Pueblo Y", que vivió en el Asia del este y que extendió su ADN tanto a las tierras y poblaciones australo-melanesias como a las paleo-americanas.


Oceanía
Para justificar la existencia de estos misteriosos pobladores americanos que se salían de lo esperado los equipos científicos avalados por Science y Nature coincidieron en la misma fácil respuesta: achacarlos a otra migración, realizada desde Asia, pasando por América del Norte (de la que habrían sido expulsados, ya fuera por otros pobladores o por los elementos) y que terminaría avanzando por la costa del Pacífico hasta su localización definitiva en Centro y Sudamérica. Ambos equipos sólo discreparon en la fecha de tal movimiento migratorio: si para Science, fue de menor importancia y se debió materializar entre los años 13.000 y 6.000 a. C., para Nature se trató de una migración muy anterior a la mayoritaria y tradicionalmente aceptada.

En definitiva, a estos sesudos científicos no se les ocurrió (o tal vez prefirieron descartar) la respuesta más sencilla: que, en un remoto pasado, tanto los habitantes de América como los de Australia y la Polinesia eran, en realidad, un mismo pueblo.

Pero no es imprescindible recurrir a los estudios genéticos y antropológicos para comprobar tal coincidencia. La Etnología (esto es, la ciencia que que estudia y compara los diferentes pueblos y culturas de nuestro planeta) nos permite asegurar que existen elementos culturales comunes a Australia y América, especialmente en América del Sur y en las regiones meridionales del continente.
El etnólogo y lingüista galo Paul Rivet (1876-1958) afirmaba que "América posee gran número de elementos culturales en común con Oceanía. Dichos elementos pertenecen a todas las manifestaciones de la vida”
“Entre los grupos lingüísticos suramericanos, uno de los más homogéneos es el grupo Con, en el que se colocan, por una parte, los indios comúnmente llamados patagones y, por otra, la rama fueguina de estos indios, los Ona. En efecto, la lengua "Con" presenta similitudes evidentes y muy numerosas con las lenguas australianas: se han anotado nada menos que 93 correspondencias de palabras, representantes de los elementos más estables de las lenguas, es decir aquellas que designan las partes del cuerpo y los fenómenos naturales"

Esculturas en Perú y la Isla de Pascua

Podemos profundizar cuanto queramos y, en cada caso, terminaremos sorprendiéndonos: En Rarotonga, la más grande de las Islas Cook, perforar las orejas y extender los lóbulos de las orejas eran costumbres antiguas; exactamente igual que en la India antigua, la Isla de Pascua, o en el Perú precolombino.



El rey maya K'inich Janaab'Pakal
Hijo del Sol
Vayamos aún más allá: Sabemos que Mu era llamado "el Imperio del Sol" y que el título del emperador era Ra-Mu ("el Hijo del Sol"). Entendemos que, en el idioma de Mu, la palabra "Ra" significaba "Sol." (curiosamente, como en Egipto, donde el dios Sol también se llamaba "Ra"). ¿Hemos de suponer que es una casualidad que el emperador del Japón, cuyo origen se piensa que se remonta a la civilización Mu, se denomine también el "Hijo del Sol"? ¿Es el puro azar el que hizo que los reyes de los antiguos imperios maya e inca utilizaran el mismo título?

Emperador Hirohito
Hijo del Sol
El inca Tupac-Yupanqui
Hijo del Sol




(Arriba y abajo) : Esculturas y relieves de Indonesia






Relieve en Copán
(Honduras)
Escultura en Copán
(Honduras)







Estatuilla tolita
(Colombia-Ecuador)



Podemos volver por un momento a los escritos del Coronel Churchward. Sus estudios vienen a comprobar la universalidad de ciertos símbolos y costumbres antiguas, tal y como fueron halladas en partes del mundo tan diferentes como Egipto, India, Burma, Japón, China, las Islas del Mar del Sur, Centroamérica y Sudamérica e, incluso, entre las tribus aborígenes de Norteamérica. Eran tan idénticos que pareciera que todas vienen de una misma fuente.


No es cerámica china o japonesa:
Es de México (600-900 a. JC,) 


jueves, 21 de noviembre de 2019

Evidencias de Mu: Misterios de la arqueología y la etnología en el Océano Pacífico (2ª PARTE)

Antes de continuar, si aún no lo has leído, visita la primera parte de este artículo:
Evidencias de Mu: Misterios de la arqueología y la etnología en el Océano Pacífico (1ª PARTE)

TONGA TAPU

En la isla de Tongatapu, la principal y más meridional de las 176 islas que conforman el Reino de Tonga, se encuentra el único arco megalítico del Pacífico Sur: el trilito milenario conocido como Ha'amonga ‘a Maui ("el Arco de Maui").
Antigua fotografía del Ha'amonga ‘a Maui
(Pauahi Bernice Bishop Museum)


Este impresionante monumento está compuesto por tres bloques, tallados en piedra caliza coralina, que forman una estructura de unos 5,2 m de alto, 5,8 de largo y 1,4 de ancho. Cada uno de los pilares verticales pesa entre 30 y 40 toneladas, en tanto que el dintel, colocado entre las hendiduras practicadas en los bloques laterales, pesa alrededor de 9 toneladas.


Son muchas las leyendas existentes en torno al Ha'amonga ‘a Maui. La historia más repetida dice que el trilito fue erigido por el semidiós Maui, porque ningún mortal hubiera podido ser capaz de manejar unas piedras tan grandes. 


En realidad, parece ser que el nombre Maui tiene un carácter colectivo, referido a unos legendarios semidioses, todos con poderes sobrenaturales, que están presentes en el folclore de la mayor parte de las Islas del Pacífico, desde Hawái hasta Nueva Zelanda, pasando por Tonga y Tahití, pues, según cuentan las leyendas, fueron los primeros habitantes de todas estas tierras. 



Curiosa la coincidencia fonética entre el nombre de "Maui" y el del desaparecido Imperio de Mu. 

Como interesante es el hecho de que el aspecto más importante que se cuenta acerca de estos semidioses radique en su singular interés por el bienestar de los seres humanos y sus esfuerzos por conseguir mantener con vida a la especie humana.

Pero si dudoso es el origen del Ha'amonga ‘a Maui, otro tanto podemos decir de la otra maravilla arqueológica que podemos encontrar en la misma Tongatapu: los restos megalíticos de la ciudad perdida conocida como Mu'a (y nuevamente volvemos a encontrarnos con la fonética del nombre del Imperio del Sol).

Vista aérea de la ciudad de Lapaha en la que se aprecian los restos de varias de las estructuras de la Mu'a original

Mapa de las ruinas de Mu'a 
El centro ceremonial de Mu’a  engloba varias plataformas megalíticas (conocidas como langi), restos de pirámides y puertos y un sistema de carreteras que sugieren que una civilización altamente evolucionada tuvo su base en esta isla.

El área central de Mu’a estaba rodeada por un enorme canal o foso. El antiguo puerto contiguo a la laguna de Tonga Tapu, compuesto por enormes rocas, indican que allí atracaron embarcaciones de gran tamaño. El hecho de que tanto el canal como el muelle del puerto sean ahora inútiles por estar apartados de la orilla nos recuerda que su construcción data de miles de años atrás, el tiempo que ha tardado la isla en elevarse al menos un metro sobre el nivel del mar.


Ruinas de Mu'a - Tonga tapu
Ruinas de Mu'a















En cualquier caso, las crónicas nos aseguran que hace 2000 años Mu'a era ya el centro más importante de la cultura lapita (el pueblo anterior a los actuales polinesios) y que luego fue capital del Imperio Tu'i Tonga entre los siglos XII y XVI, siendo, todavía en el siglo XIX, un importantísimo centro espiritual.

De los restos actuales de Mu'a, los más atractivos son los distintos langi, que podemos describir como extensas colinas artificiales  y escalonadas, rodeadas por grandes bloques de roca de coral. La precisión con que estas losas fueron cortadas y ajustadas es realmente notable.
















Langi Un Paepae-o-Tele



Uno de los mejor conservados es el Langi Un Paepae-o-Tele, en el que destaca la perfección de las losas que conforman una de las esquinas.



Bloque mencionado en el texto, perteneciente al Langi Tauhala



De especial mención es el Langi Tauhala, una plataforma piramidal perteneciente a la antigua fortaleza de Tonga Tapu. Construida con enormes bloques de piedra, contiene probablemente la piedra estructural más grande jamás utilizada por los polinesios: mide 7,4 m. de largo, 2,2 m. de alto, 0,4 m. de grosor y un peso de 30 a 40 toneladas, está encajada en un bloque adyacente, y forma parte de una pared 222 m. de largo.



NAN MADOL

Trasladándonos a 4.250 km al noroeste de Tonga, encontramos la isla de Pohnpei (o Ponape) , una isla volcánica perteneciente a las Islas Carolinas, rodeada de otras veinticinco islas más pequeñas, pantanos y arrecifes, que suman en total una extensión de unos 330 km², en la que se encuentra la actual capital de los Estados Federados de Micronesia. Al sureste de Pohnpei encontramos una de esas pequeñas islas satélite cuyo nombre ―"Temuen"― queda opacado por el del sitio arqueológico que se levanta junto a sus costas, Nan Madol, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2016,  y que es, para muchos, una de las pruebas más contundentes de la existencia de una antigua civilización desconocida en pleno corazón del Océano Pacífico.

Nan Madol, la "Venecia del Pacífico"

Nan Madol, cuyo nombre se traduce como "entre espacios" o "lugar entre espacios", es a menudo conocida como la "Venecia del Pacífico" Su nombre original, al menos para los ancestros de los actuales lugareños, era "Soun Nan-Leng" (el "Arrecife del Paraíso" o "Arrecife celestial").

Esta misteriosa ciudad ―que incluye extensos edificios, tumbas, túneles, baños y templos― está construida mediante grandes prismas de basalto hexagonales que se alzan sobre el fondo coralino para formar 92 islas artificiales rodeadas por canales, abarcando una extensión de más de 18 km²,  si bien su núcleo principal mide aproximadamente 1,5 x 0,5 km.


La extraña forma de construcción con que Nan Madol fue levantada ―que, a primera vista, nos puede parecer tosca― nos dejan sin habla al percatarnos de la impresionante escala del trabajo realizado: se calcula que se transportaron unos 400.000 bloques de basalto, con un peso total de entre 500 mil y 750 mil toneladas, desde distintas canteras, la más cercana de las cuales se halla en la isla Sokehs, a 40 km al norte, al otro lado de Pohnpei.















Con estos bloques se levantaron paredes de hasta 15 m de alto y 5 m de grosor, sin que hasta ahora haya podido determinarse con qué medios, con qué tecnología, se transportaron, izaron y colocaron tales bloques: los intentos de traer alrededor de la isla bloques de similar tamaño y peso a base de balsas o embarcaciones del tipo polinesio resultaron ser un rotundo fracaso; en la zona no se ha hallado indicio alguno de palancas o poleas; y, por último, en todo el enclave no hay rastro de ninguna masa de unión entre las piedras.











Vista aérea de Nan Douwas
La estructura de Nan Douwas es, sin duda, la más espectacular de Nan Madol, aparte de una de las mejor conservadas. Está compuesta por tres recintos funerarios rodeados por un doble perímetro de paredes de piedra, separadas por un foso de agua de mar. Las paredes están construidas con prismas de basalto de 6 m. de largo y alcanzan los 7,6 m. de altura, aunque se cree que en su origen pudieron ser mucho más altos.

Piedra angular en Nan Douwas




En su esquina sureste se puede contemplar la piedra más grande de todo el yacimiento: una piedra angular masiva que puede pesar alrededor de 50 toneladas.
Dique en isleta de Lukopen Karian














Pero, ¿cuál es el origen de Nan Madol? Sabemos que las cenizas en el fondo de un pozo, halladas en una de las islas artificiales datan del año 1000; pero eso sólo nos demuestra que la ciudad estaba en uso en esa época, sin que ello sea indicativo, en absoluto, de la datación de su contrucción. Lo cierto es que se han detectado rastros de una capa de construcción anterior a la que actualmente podemos percibir.

Nan Madol (imagen de satélite)

Si nos atenemos a las leyendas, los primeros habitantes de Pohnpei fueron nueve parejas que llegaron hasta la isla después de errar por el océano a bordo de una canoa en busca de una nueva tierra en la que establecerse; un dato este que nos hace pensar directamente en los supervivientes del Diluvio o, para ser más certeros, de la destrucción del Imperio de Mu.


Nan Madol (1896)
La tradición cuenta que, mucho tiempo después de la llegada de aquella primera canoa con las nueve parejas, hicieron su aparición en la isla, a bordo de una nube o canoa voladora, dos hombres sabios y santos, los hermanos gemelos Olosohpa y Olisihpa, quienes, tras una larga búsqueda, seleccionaron el sitio de Nan Madol porque bajo aquellas aguas advirtieron las luces de una antigua ciudad submarina: Kanimesio ("la ciudad de nadie"), donde, en un tiempo lejano, habían habitado los reyes del Sol. 
Foto aérea en la que se aprecian  más estructuras
artificiales bajo las aguas de Nan Madol

Según la leyenda, aquellos extranjeros ―que tenían una apariencia muy distinta a los nativos de la isla― eran magos, constructores e ingenieros que hicieron levitar, desde el otro lado de Pohnpei hasta su ubicación actual, los bloques de basalto con los que, de forma igualmente mágica, construyeron Nan Madol, como una imagen especular de la ciudad sepultada bajo las aguas.

Hasta aquí, lo que dicen los mitos. Lo cierto es que una gran cantidad de informes de buceadores, de muy distintas nacionalidades, han confirmado la presencia en los fondos marinos de Nan Madol, de amplias zonas de construcciones que se han identificado como calles y avenidas cubiertas de conchas y corales, bloques, monolitos y otros indicios de que podrían existir, efectivamente, restos de una antigua civilización en esta misma zona del fondo del Pacífico.





En el año 2018, un estudio aéreo de la zona mediante LIDAR (Laser Imaging Detection and Ranging -  sistema de medición y detección de objetos mediante láser, por sus siglas en ingles) descubrió en la isla de Temwen, adyacente al núcleo principal de construcciones, las huellas de un complejísimo sistema de cultivos y regadíos, hoy desaparecido bajo la vegetación y que, sin duda fue contemporáneo de la ciudad cuando quiera que ésta se hallara en su máximo esplendor.

Esta técnica nos permite apreciar en toda su magnitud, la extensión real del complejo de Nan Madol.





















ISLA LELU

Insaru, Isla Lelu, 1899
Muro de la isla Lelu (1899)
A sólo 550 km al este de Pohnpei, nos sorprenderá, por su similitud con las ruinas de basalto de Nan Madol, la antigua ciudad de piedra de Insaru, en la diminuta isla Lelu (de apenas 1 km²), adyacente a la costa de Kosrae, la más oriental de las Islas Carolinas y, como Pohnpei, perteneciente a los Estados Federados de Micronesia.


Insaru, Mapa sitio arqueológico, Isla Lelu
Mapa del sitio arqueológico de Insaru (1919)















En la antiguedad, Insaru hubo de ser una gran ciudad de piedra, con enormes muros de basalto, canales y pirámides truncadas donde fueron enterrados reyes y altos representantes de la aristocracia isleña. Al igual que en Nan Madol, los canales de Insaru se entrecruzaban en una red conectada con el océano. A través de ellos, grandes embarcaciones pudieron entrar en aquel laberinto de elevados muros hasta los muelles que les permitirían permanecer amarrados.


Las ruinas de la isla Lelu no son tan extensas como las de Nan Madol, pero no dejan de ser igualmente impresionantes: algunas de las paredes tienen más de 6 metros de altura y los bloques megalíticos de basalto utilizados en su construcción pueden llegar a pesar hasta 40 toneladas.


Canal de Insaru, en la isla Lelu

Hoy en día, la diferencia más visible entre Nan Madol e Insaru es que los antiguos canales de esta última están casi secos, probablemente porque la propia isla se ha elevado ligeramente sobre el nivel del mar durante el tiempo transcurrido desde su construcción.


Por lo demás, y al igual que en Nan Madol, se desconoce por completo cómo se diseñó la ciudad y cómo se trasladaron los megalitos de basalto desde sus canteras distantes, sobre tierra y agua, hasta colocarse en su actual ubicación, pero ―como en Nan Madol― la tradición local sostiene que Insaru se construyó con magia.














PALAU

En las islas de Palau, la más occidental de las Carolinas, la mayor parte de las colinas están esculpidas en forma de pirámides escalonadas. Algunas de las terrazas así talladas tienen 4,5 metros o más de alto y entre 9 y 18 metros de ancho. Sin embargo, la construcción de estas terrazas no se menciona en absoluto en las tradiciones orales, de manera que no hay el menor indicio de quiénes las construyeron.



Monolito tallado

No obstante, el resto arqueológico más llamativo de Palau son los grandes monolitos de basalto que pueden encontrarse en el sitio de Bairulchan, en Babeldaob. Se trata de 37 piedras en total, algunas con rasgos faciales, colocadas en dos filas. Algunos de estos monolitos pesan hasta 5 toneladas y el mayor de ellos tiene 3 m. de altura.



TINIAN

Ruinas de la Casa Taga
Nuestra última parada será en la llamada Casa Taga, un sitio arqueológico ubicado cerca del pueblo de San José, en la isla de Tinian, en el archipiélago de las Marianas.

El lugar alberga una serie de altos pedestales de piedra tallada, de base cuadrangular, y con un remate semiesférico que les da apariencia de hongos. Los misteriosos pilares, llamados "haligi", miden unos 4,6 m. de altura, en tanto que los capiteles, de nombre "tasa", miden unos 2,2 m de diámetro. Se calcula que cada monolito de coral puede llegar a pesar más de 30 toneladas y la semiesfera más grande bien puede alcanzar las 22 toneladas.

Tinian, por Jacques Arago (1819)
Originalmente, las columnas (12 en total) estaban erguidas en dos filas paralelas, si bien tan sólo uno de los pilares permanece en pie en la actualidad.

La antigüedad de esta estructura se ha llegado a tasar hasta en 4.000 años, o más. Lo que sí es cierto es que, cuando la expedición de Fernando de Magallanes llegó a la isla, en 1521, la estructura ya estaba parcialmente en ruinas.


En cuanto a quién o quiénes fueron sus constructores, algunas leyendas nos cuentan que la Casa Taga fue erigida por un jefe procedente de otra isla, de 3 metros de altura y fuerza sobrehumana. En general, los nativos que recibieron a los exploradores europeos declararon un total desconocimiento acerca de sus constructores, salvo que era obra de "los espíritus de las personas del pasado".

Basándose en que los nativos llamaban a estas estructuras "las casas de los viejos" y que aún muchos construyen sus casas sobre postes, los arqueólogos suponen que los pilares habrían servido de soporte a una plataforma sobre la que se levantaría una casa o palacio de madera, si bien esta explicación todavía es causa de debate, ya que no existe testimonio alguno que pruebe que alguna vez fueran utilizados para dicho propósito. Por otra parte, resulta bastante carente de sentido que alguien haya realizado un esfuerzo tan descomunal, tallando, transportando e izando estas ingentes piedras, de toneladas de peso, para luego construir encima una simple cabaña de paja y madera.

Lo cierto es que, mientras en otras estructuras similares ―y más modernas―que podemos encontrar tanto en la misma Tinian o en algunas de las otras Islas Marianas, es normal hallar restos arqueológicos como fragmentos de cerámica o huellas de enterramientos, nada de esto se ha encontrado entre los pilares de la Casa Taga. Curiosamente, sólo unas decenas de metros más allá, las excavaciones han dado como resultado una rica variedad de muestras arqueológicas.

Piedras "Latte" en Hagatna
Piedras "Latte" en la isla de Guam













Dichas estructuras desperdigadas por las Marianas (la mayoría reconstruidas e incluso cambiadas de lugar después de la 2ª Guerra Mundial) son denominadas "Piedras Latte", y van desde pequeñas construcciones rudimentarias a base de rocas naturales hasta pilares similares a los de la Casa Taga, pero de mucho menores dimensiones, aunque siempre ordenados en filas dobles de 6 a 14 piedras.

Las marcadas diferencias en la forma, el tamaño y la calidad de corte de las piedras latte sugieren que podrían haber sido elaboradas por diferentes culturas en tiempos muy diferentes. En 1949 se descubrieron dos piezas de hierro debajo de la base de una de estas columnas. La fácil conclusión de los arqueólogos fue que dicho pilar se había erigido después de la llegada de los españoles, pues para ellos resultó impensable aceptar que una antigua cultura de la isla hubiera podido conocer el hierro y el arte de fabricar instrumentos con él.

Ilustración de la Casa Taga
(Piercy Bret, para George Anson - 1742)
La primera ilustración de la Casa Taga fue realizada en 1742 por el marinero británico Piercy Bret, cuando el comodoro George Anson buscó refugio para su barco ―la fragata Centurion― en Tinian. Este primer boceto representa las doce columnas en pie, aunque todo parece indicar que se trata de una idealización del monumento megalítico, tal y como el dibujante supuso que sería en su momento de máximo esplendor.




Dibujo de Jacques Arago (1819)

En 1819, la casa fue nuevamente reflejada por el dibujante Jacques Arago, que visitó Tinian como integrante de la expedición del explorador francés Louis Claude de Freycinet. En ese momento, eran siete los pilares que permanecían en pie, y todavía lo estaban cuando, en 1888, el botánico francés Alfred Antoine Marche realizó la primera fotografía de la Casa Taga. Sin embargo, pocos años después, cuando Georg Fritz, primer oficial de distrito alemán de las Marianas, tomó posesión, en 1900, informó que ya sólo cinco piedras se mantenían erguidas.

Casa Taga (Museo P. Bishop, Honolulu) 













Sólo dos pilares permanecían en pie en 1924, según afirmaron los arqueólogos japoneses Ichiro Yawata y Kotondo Hasabe, que visitaron Tinian ese año. Finalmente, durante la captura de la isla por parte de las tropas norteamericanas, en 1944, el intenso bombardeo previo a la invasión derribó uno de los dos monolitos, en tanto que el último, aunque no cayó, resultó dañado.

Después de haber sido nuevamente cubierta por la jungla, la Casa Taga fue recuperada para el turismo y hoy es uno de los sitios más visitados de las Islas Marianas.