domingo, 5 de marzo de 2017

CRÓNICAS DEL DILUVIO (2): LA HISTORIA QUE LOS DIOSES PRETENDIERON OLVIDAR:

"COMO PERROS SE AGAZAPARON LOS DIOSES, ATERRADOS..."

 

Diluvio, Crónica de Atlantis


En la primera parte de estas Crónicas del Diluvio, comprobamos cómo existen infinidad de testimonios, perseverando a través de los tiempos en las tradiciones de todos los pueblos del globo, que demuestran, ya sin ningún género de dudas, que realmente se produjo, en nuestro no tan remoto pasado, un hecho catastrófico tal que llegó a quedar grabado en la memoria colectiva de la Humanidad entera.

Pero, si debemos tomar en especial consideración alguno de dichos testimonios, sin duda debemos acudir a la obra literaria más antigua de nuestra Historia: el gran poema épico de Gilgamesh, puesto por escrito por el escriba Sin-leqi-unnini hacia el 1.400 a.C. —aunque su origen como tradición oral se remonta miles de años en el pasado—.


EL DILUVIO SUMERIO: LA HISTORIA DE UTA-NAPISHTI


Gilgamesh, Tablilla XI, Diluvio sumerio
Tablilla de arcilla número XI del Poema de Gilgamesh
(British Museum, Londres - R.U.)
Centrémonos en la Tablilla XI, la más famosa de la epopeya. Descubierta en 1845 en Nínive, Caldea (cerca de la actual Mosul, en Irak), probablemente perteneció a la biblioteca del rey Asurbanipal.
En ella se recoge el relato del Diluvio narrado por el superviviente Uta-Napishti, el hombre de Shuruppak —una de las cinco ciudades antediluvianas, según la tradición sumeria—, siendo esta redacción muy anterior a la que podemos leer en el Antiguo Testamento.A diferencia de la versión bíblica, en la que la que se justifica la decisión de Yaveh por la corrupción del género humano, a la par que escoge a Noé para la salvación, en el mito sumerio se produce una disputa entre los distintos dioses:
Mientras el dios Enlil, que desea la destrucción de todos los hombres, provoca el Diluvio, el dios EA (Enki, en sumerio) se muestra disconforme con el castigo y trata de salvar a la Humanidad al avisar a Uta-Napishti, quien construye una nave, en la que encuentran refugio todos sus familiares y amigos, las bestias del campo, las criaturas de la estepa y “miembros de cada técnica y oficio”.

Así pues, se acercó EA, el amigo de los hombres que se sentaba en la asamblea de los dioses, a la choza de barro, ramas y cañas de Uta-Napishti, en Shuruppak, y susurrole su advertencia con el viento:

"Sus palabras repite a la choza de cañas: ¡Choza de cañas, choza de cañas! ¡Pared, pared! ¡Choza de cañas, escucha! ¡Pared, vibra!
“¡Oyeme, hombre de Shuruppak, hijo de Ubar-Tutu! ¡Destruye tu casa y construye una nave! ¡Abandona tus riquezas y ponte a salvo! ¡Desiste de tus posesiones y mantén el alma viva! A bordo de la nave, lleva la simiente de todo lo que vive. La embarcación que has de construir, sus dimensiones todas iguales habrá que medir. Igual será su ancho y su longitud, y lo cubrirás con un techo, como el océano por debajo:"
Cielo de Indra, Diluvio, Crónica de Atlantis; Cielo de Anu

Una vez desencadenado el Diluvio, los dioses —refugiados en el cielo de Anu—contemplan con pavor, abrumados, la magnitud de la catástrofe que está sucediendo. En el texto que sigue a continuación intervienen Adad (dios de las lluvias y las tormentas), Shullat y Hanish (dioses menores gemelos y encargados de transportar los rayos del trono de los dioses), Nergal (señor del Infierno y las grandes hecatombes) y Ninurta, dios del viento...

Anunnaki, Diluvio, Crónica de Atlantis

"Examiné el aspecto del tiempo: ¡Era una visión terrible! Me introduje, pues, en la embarcación y obturé la escotilla.
"Al primer resplandor del alba, se alzó por el horizonte una negra nube en la cual tronaba Adad, mientras Shullat y Hanish, heraldos divinos, surcaban las colinas y el llano.Nergal arranca los puntales [de la bóveda celeste]. Avanza Ninurta y hace desbordar las presas.

Diluvio, Crónica de Atlantis

"Levantan sus antorchas los Anunnaki, encendiendo la tierra con su fulgor. La consternación debida a Adad llega a los cielos, pues volvió en negrura lo que había sido luz. La tierra entera se hizo añicos. Durante un día la tormenta del sur [sopló], acumulando velocidad a medida que bufaba, [sumergiendo los montes], atrapando a la [gente] como en una batalla. Nadie ve a su prójimo, no puede reconocerse la gente desde el cielo. Los dioses se aterraron del diluvio, y, retrocediendo, ascendieron al Cielo de Anu. Como perros se agazaparon los dioses, acurrucados contra el muro exterior. La diosa Ishtar (Belet-Ili) gritó como una mujer en sus dolores, la señora de dulce voz gime:
“Los días antiguos se han trocado, ¡ay!, en arcilla. ¿Cómo pude hablar en la Asamblea de los dioses, a favor de una batalla para la destrucción de mi gente, cuando yo misma di a luz a mi pueblo? Esas personas son mías. Y ahora, como peces, llenan el océano”.

Diluvio, Crónica de Atlantis
"El Diluvio" - León Comere  (1890)

El final del Diluvio, Crónica de Atlantis

"Los dioses Anunnaki lloran con ella. Los dioses, humildemente, están sentados y lloran, con los labios apretados, [...] uno y todos. Seis días y [seis] noches sopla el viento del diluvio, mientras la tormenta del sur barre la tierra. Al llegar al séptimo día, la tormenta del sur (que ha traído consigo) el diluvio amainó en la batalla que había reñido como un ejército. El mar se aquietó, la tempestad se apaciguó, el diluvio cesó. Contemplé el tiempo: la calma se había establecido, y toda la humanidad había vuelto a la arcilla. El paisaje era llano como un tejado chato.

Crónica de Atlantis 




Como vemos, este relato es mucho más explícito y brutal en sus descripciones que el que nos ha llegado a través de la Biblia. Destaca sobremanera ese punto realista de desesperación, especialmente en cuanto a lo humano de las reacciones de "los dioses" (esos Anunnaki que, según la tradición, procedían del cielo) y dan a entender la naturaleza de la catástrofe como algo aún más pavoroso que el propio Diluvio.



Enlil Anunnaki, Diluvio
El dios Enlil Anunnaki, el causante del Diluvio






No puedo dejar de volver a incidir sobre ello, especialmente para quienes hayan leído ya "Crónica de Atlantis":
Los Anunnaki eran aquellos dioses que habían llegado a nuestro mundo mucho antes de que existiera un verdadero Ser Humano viviendo sobre la Tierra. Los mismos dioses que habían estado en el origen de la civilización. Los mismos que, hace miles y miles de años, habitaban entre nosotros, hasta el punto de confundirnos con ellos, o ellos con nosotros, mientras nos tutelaban desde arriba, llámese "Cielo de Indra" o "Cielo de Anu".


Anunnaki, círculos alados, naves voladoras, shem
Los Anunnaki y sus inseparables "Círculos Alados" ¿Naves volantes?



EL ARCA DE UTA-NAPISHTI

 

En cuanto a la nave descrita en el texto, tiene una forma muy poco convencional, pues se trata de un enorme cubo. Una configuración verdaderamente extraña para lo que consideramos habitual en una embarcación, pero tremendamente útil si el objetivo es priorizar las tareas de carga y almacenaje.


Arca de Gilgamesh, Uta-Napishti

Estamos hablando de una nave cuyas medidas establecidas habrían sido 120 x 120 x 120 codos, lo que supondría alrededor de 90 mil toneladas, para una densidad de 0,4.
Interiormente, el arca —según se describe en el texto— estaba perfectamente organizada: 6 niveles, dividido cada uno en 9 compartimentos (3 x 3).



Arca Gilgamesh vs Arca Noé
Comparada con la atribuida a Noé, el arca cúbica del Gilgamesh parece ser, a primera vista, un diseño inferior desde un punto de vista de la estabilidad. Sin embargo, el riesgo de vuelco del cubo se vería compensado por su tamaño, equivalente al de un superpetrolero. Con suficiente lastre, el cubo, como una boya gigante —o como un iceberg—, tendría el potencial de sobrevivir al vuelco frente a olas que lo acometieran desde cualquier dirección. Sería, literalmente, insumergible.

Arca Gilgamesh vs Barco


Arca Gilgamesh, Vimana 

Por otra parte, deberíamos tener en cuenta que es la lógica de la historia oficial la que nos hace presuponer en todo momento que estamos hablando de un barco. 

¿Y si el Arca de Uta-Napishti era otro tipo de nave?


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