TESTIMONIOS DE LA ANTIGÜEDAD
Se trata de un material legendario, el ορειχαλχου (Oreichalkós, en griego), hoy desaparecido, que se menciona en numerosos escritos antiguos, siendo los más significativos aquellos en los que Platón habla de la Atlántida.
“Se extraía de la tierra en muchos lugares de la isla, el más valioso de todos los metales entre los de entonces, con la excepción del oro” (Critias, Platón).
Todas las obras de Atlantis (puentes, palacios, monedas) se realizaban con materiales exclusivos procedentes de la isla, principalmente piedras de color blanco, negro y rojo. Los atlantes tenían una especial habilidad en el uso de los metales:
“Recubrieron de hierro al que usaban como si fuera pintura, todo el recorrido de la muralla que circundaba el anillo exterior; fundieron estaño sobre la muralla de la zona interior, y oricalco, que refulgía como el fuego, sobre la que se encontraba alrededor de la acrópolis”.
El interior del santuario mismo de Poseidón estaba cubierto de marfil y adornado en todas partes de oro, plata y de ese misterioso —y por lo que se ve, abundante— metal rojo-anaranjado: "Todo lo demás, los muros, las columnas y el pavimento lo adornaron con oricalco".
Hoy empero —decía Platón en su época (siglo IV a.C.)— sólo se le conoce por el nombre. 
Plinio también hace mención del aurichalcum al hablar del cobre, considerándolo, por tanto, como metal natural, lo mismo que Platón. Y, como éste, dice también “que tuvo antaño singular bondad y admiración, pero que no se encuentra hace ya mucho tiempo, por estar agotada la tierra”. La variante sobre el agotamiento de las minas demuestra que la noticia de Plinio no procede de Platón, sino de una fuente antigua, acaso la tradición focense (de Focea, antigua ciudad griega ubicada en la actual Turquía).
Es de notar que Platón, además del oricalco, menciona aparte el hierro y el estaño que adornaban los muros de Atlantis, así como el oro y la plata que adornaban los muros del templo, de manera que, sin duda, se está refiriendo a un metal diferente, pero de un nivel similar a los mencionados. Y, como aquellos, se extraía directamente de la tierra. .
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Sestercio romano de oricalco (latón) acuñado en la época de Nerón |
Por otra parte, tampoco puede confundirse el oricalco atlante con la
aleación del cobre y zinc —el cobre amarillo, o latón— que luego, en
tiempos de Roma, recibió el mismo nombre de “oricalco” y que se
utilizaba principalmente para acuñar monedas con un valor doble a las
que sólo tenían cobre en su composición: normalmente se trataba de
sestercios o dupondios
EL MISTERIO DE LA COMPOSICIÓN DEL ORICALCO (TEORÍAS)
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Heinrich Schliemann |
Heinrich Schliemann, descubridor de Troya, aseguró haber encontrado muestras de auténtico oricalco entre los objetos del tesoro de Príamo. El análisis químico de dichas piezas dio como resultado un compuesto de platino, aluminio y cobre, aleación que, hasta entonces, no se había encontrado en ningún otro vestigio del pasado.
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Tesoro de Príamo, rey de Troya |
Otros investigadores dicen haber hallado en una necrópolis en Tripolitania, actual isla de Djerba, monedas de un metal blanco inoxidable con escenas de caballos, bridas y ¿aeronaves?
El investigador británico James Allen, establece, por su parte, que el oricalco corresponde a la aleación natural de oro y cobre que actualmente existe en forma única en una región del Altiplano andino (minas en Urukilia, muy cerca de Pampa Aullagas), de la cual hay hecha gran cantidad de artesanía rescatada por la arqueología.
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Oricalco "Tumbaga" |
Los conquistadores españoles dieron el nombre de “Tumbaga” a dicha aleación, que encontraron en abundancia en multitud de objetos —religiosos, especialmente— fabricados por los pobladores de la Mesoamérica precolombina. Como la mayoría de las aleaciones de oro, el tumbaga es versátil y puede ser fundido y soldado, templado y pulido, así como grabado y trabajado de mil maneras para darle la consistencia y forma que se desee.
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Cobre nativo |
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Lingotes hallados en Gela |
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